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EL CORCHO Y LA BOTELLA

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[new_testimonials main_style=»style-1″ main_layout=»layout-9″ description=»El mimo en el viñedo, los tratamientos especiales, el perfecto estado de conservación en las bodegas no tienen sentido si al final del proceso no se hace una acertada selección del tapón a emplear.» title_font_options=»tag:div» subtitle_font_options=»tag:div» content_font_options=»color:%232278bd|font_style_italic:1″ author=»Ebrocork»][dfd_spacer screen_wide_resolution=»1280″ screen_wide_spacer_size=»20″ screen_normal_resolution=»1024″ screen_tablet_resolution=»800″ screen_mobile_resolution=»480″ screen_normal_spacer_size=»20″ screen_tablet_spacer_size=»20″ screen_mobile_spacer_size=»20″]
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Aunque existen referencias de la utilización del corcho como cierre desde tiempos de la Grecia clásica, su uso no se generaliza hasta el siglo XVII gracias al monje Benedictino Don Pérignon.

En aquellos tiempos los envases vínicos se cerraban, en general, por medio de tacos de madera envueltos en tela de arpillera, algo bastante inapropiado para la guarda del vino.

Posiblemente el mejor cierre vínico es el corcho completamente natural que goza de mayor beneplácito entre los expertos. Procede de la corteza del alcornoque que se encuentra mayoritariamente en los bosques mediterráneos occidentales. Superados los procesos de rigor de la plancha (saca, curación y secado), trabajo que se realiza cada 9 años, estas son troqueladas, para obtener las diferentes calidades de tapones y posteriores trabajos de selección, tratamiento en base a parafinas y siliconas, y marcados para servir de cierre de la botella.

Es muy importante la toma de decisión en la compra de los tapones, porque de ello dependerá la conservación del vino que se vaya a embotellar, a veces se piensa de manera equivocada que la longitud de un tapón dará mayor garantía de cierre, esto no es del todo cierto, la longitud de un tapón tiene más que ver con el aspecto de imagen, que con la guarda del vino, la calidad de un tapón se aprecia por la porosidad que este tenga, (dicho de una manera genérica) a menor porosidad, mejor calidad y mayor precio del tapón. El fabricante de la botella, solamente garantiza el cierre de la misma en los 3 mm. a ras de boca.

En los últimos tiempos se ha hablado mucho de problemas en el vino, como consecuencia de la aparición del 2,4,6 Tricloroanisol o TCA, una degradación causante por hongos que causa el conocido bouchoné o más comúnmente llamado “gusto a corcho”, después de años de investigación en diferentes laboratorios, se ha podido demostrar que este famoso TCA, no solo aparece ocasionalmente en el corcho, sino también puede aparecer en barricas, pallets y otros elementos utilizados en la construcción de la bodega; se da la paradoja que incluso botellas de vino tapadas con tapones sintéticos, son devueltas por clientes, argumentando que el vino sabe a corcho.

La longitud de cada corcho que encontramos en las botellas, varía en función de que los vinos sean para guarda o no, y también de la apreciación que cada bodega haga de la imagen que con este producto quiera transmitir al cliente, generalmente para vinos de reservas y grandes reservas, los tapones a utilizar son de 49 mm. ó 54mm. y para vinos jóvenes, tintos y blancos, la longitud de este es de 44 mm, siendo siempre el diámetro de ambos de 24mm.

A parte de los tapones naturales que hemos hablado hasta aquí, existen otros tipos de tapones también de corcho, que son fabricados como consecuencia de un mayor aprovechamiento de la materia prima y que cumplen perfectamente con la misión de cierre de una botella y que de igual manera nos ofrecen garantía plena, hablamos de tapones colmatados, 1+1, dos piezas, aglomerados, cabezudos, micro-aglomerados, etc.

Tapones colmatados son aquellos que en su origen natural, presentan un aspecto con mucha porosidad, para mejorar ese aspecto, se introducen en unos bombos con polvo de corcho virgen y colas alimentarias, después de un tiempo girando en el bombo, los poros se habrán tapado y estos tapones quedan perfectamente listos para el posterior proceso de marcado y tratamiento y poder ser utilizados con plena garantía para tapar botellas hasta 4 años de vida del vino.

Tapones 1+1 son aquellos fabricados con el cuerpo de aglomerado y una arandela de corcho natural en cada uno de sus extremos (cabezas) se fabrican en varias calidades en función de la calidad de la arandela.

Tapones aglomerados son aquellos que se fabrican con granulado de corcho en una sola pieza y que este grano está unido con colas alimentarias.

Tapones dos piezas son fabricados como su propio nombre indica, con dos piezas de corcho natural y unidos entre sí con unas colas especiales de uso alimentario, su uso está poco extendido, tal vez porque no se ven razones de hacer un tapón de dos piezas cuando existe el tapón de una sola pieza y además más económico.

Tapones micro-aglomerados, son aquellos fabricados con una granulometría muy fina que son unidas con unas colas especiales y que se utilizan generalmente para vinos jóvenes o de media crianza.

Tapones cabezudos son aquellos que tienen en uno de sus extremos una pieza de madera o plástico para facilitar su descorche y varios usos, utilizados generalmente en los Brandis, Coñac, Aceites, Vinos Generosos, Oportos, etc.

Todos los tapones antes de su uso son tratados con parafinas y siliconas para facilitar la instroducción en el cuello de la botella y posteriormente su descorche, de no ser así, sería imposible embotellar de manera industrial y descorchar una botella. Los tapones pueden ser marcados indistintamente con tinta alimentaria o a fuego, en función de la demanda de la bodega.

Existen también los tapones de Cava o Champagne que son tapones fabricados de una sola pieza de aglomerados y que se les suele poner dos arandelas en una de las cabezas, siempre en la que está en contacto con el vino.

La incesante aparición de nuevas referencias hace que la demanda sea amplia y por tanto la bodega tiene una buena gama donde elegir a su criterio el mejor cierre.

El screwcap, pilfer o tapón se fabrica en aluminio, es utilizado con bastante frecuencia en otras latitudes y sigue en aumento en España, debido a las exigencias de los mercados internacionales.

Los tapones sintéticos que aparecieron con fuerza en España hace unos años y que parece se han quedado para vinos blancos y algunos jóvenes.

Por último, los tapones de vidrio o Lok, donde una lámina de acetato vinil-etilénico se interpone entre el vidrio y el vino, asimismo el cierre hermético está asegurado con un anillo incorporado en el tapón.

Existe la creencia que la aparición de estos cierres se debe al ahorro que supone por parte de la bodega utilizar estas alternativas, fuentes consultadas parece que esto no es así, más bien se debe a modas y alternativas que la propia inercia de la industria desarrolla en este y otros campos, así como a exigencias de mercados internacionales donde no existe una cultura mediterránea y por tanto el corcho no lo tienen tan arraigado como en nuestro entorno, pasado un tiempo prevalece lo que el cliente considera mejor y en esta ocasión parece que el corcho le gana la partida a las otras alternativas ya que el corcho se viene utilizando como tal desde hace más de 300 años.

Existe un tapón de corcho para cada vino y a día de hoy, la industria del corcho tiene tapones a precios que las otras alternativas no pueden igualar.

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