Con la llegada del otoño el viñedo se tiñe de colores y va perdiendo progresivamente las hojas, según variedades, localizaciones y orientaciones. Todo un espectáculo que muchos amantes del vino aprovechan para visitar algunas de las regiones vitícolas del país. Precisamente para fomentar la cultura del vino se celebra por estas fechas la semana internacional del enoturismo, una oportunidad inmejorable para disfrutar de la viña y la bodega de una manera diferente.
El enoturismo en España
El mundo el vino vive en una continua evolución y se reinventa al ritmo de su público. Es por eso por lo que el enoturismo se ha convertido a día de hoy en una parte importantísima dentro del sector del vino. La riqueza paisajística y natural de nuestros viñedos atraen anualmente a miles de visitantes, nacionales e internacionales, motivando una oferta que no solo genera beneficios económicos (especialmente en zonas rurales) sino que además desempeña una labor fundamental en la preservación de los recursos naturales.
Es conocido que España es el primer país mundial en extensión de viñedo, lo que le otorga un potencial enorme como destino para el enoturismo. Según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca. Alimentación y Medioambiente en España se registran más de 130 zonas vitivinícolas, potenciadas turísticamente, entre muchas otras iniciativas, por el Club Privado de Rutas del Vino de España. Esta organización nace fruto de la cooperación de la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) y Turespaña, y mantiene más de una treintena de rutas del vino visitadas por más de tres millones de visitantes al año (según datos de Rutas del Vino de España y ACEVIN )
Este año… ¿Nos vamos al Norte?
No cabe duda de que no será fácil para visitante elegir entre las múltiples opciones que nuestro país ofrece para realizar enoturismo. Si ponemos la vista en el norte de la península encontraremos que Castilla y León es la comunidad autónoma con más Rutas del Vino certificadas en España, con un total de ocho Rutas del Vino en Castilla y León: las rutas incluyen territorios tan variados como Arribes, Arlanza, Ribera del Duero, Rueda, Sierra de Francia, Toro, Cigales o El Bierzo, espectacular especialmente en otoño, cuando sus frondosos bosques adquieren su máximo esplendor.
En Navarra, tierra de rosados y una de las regiones históricas del país, las viejas garnachas aún resisten en unos paisajes con encanto que, acompañados con una rica gastronomía, se convertirán en una visita para repetir. Muy cerca, en el País Vasco los olores y paisajes de la costa nos harán recorrer la Ruta del Txakoli, un proyecto interregional en el que participan dos DDOO, la de Bizkaiko Txakolina y la de Arabako Txakolina, y se denomina Ruta del Txakoli de Ayala y Alto Nervión.
Y si nos hemos quedado con ganas de tinto siempre podremos ir a La Rioja, en donde la DOC Rioja ofrece al visitante la posibilidad de realizar tres rutas distintas: la Ruta del Vino Rioja Alavesa, la Ruta del Vino Rioja Oriental, y la Ruta del Vino Rioja Alta. Por supuesto a lo largo y ancho de estas rutas existen numerosas bodegas que ofrecen visitas guiadas con una gran diversidad de experiencias, como visitas al viñedo en bicicleta, a caballo, en 4×4… Sin duda una de las regiones vitivinícolas con mayor tradición y prestigio del mundo.
En definitiva, seas de donde seas y vayas a donde vayas, si te gusta el vino, el enoturismo es la herramienta perfecta para conocer de primera mano el patrimonio y la riqueza cultural vitivinícola de nuestro país.