Es probable que en una comida de winelovers o en una cata con los últimos vinos de las regiones vitícolas de moda hayas escuchado expresiones como “vinos naturales”, “vinos orgánicos” o “vinos sin sulfitos”. Y quizá también te quedaste con las dudas por no querer interrumpir la charla de eruditos para preguntar… ¿y qué significa exactamente cada término?
Vinos naturales y vinos orgánicos, ¿son lo mismo?
Cada vez son más los consumidores que demandan una viticultura ecológica y, en consecuencia, unos vinos que respeten al máximo los viñedos de los que proceden. Bajo esta premisa muchas bodegas españolas deciden apostar por la sostenibilidad como parte esencial de su actividad, y como sello distintivo de su producto. Pero, ya sea por efecto de la publicidad o por la relativa novedad de los términos aún existe cierta confusión entre los términos “vinos orgánicos” y “vinos naturales”.
Aunque ambos términos se enmarcan en una misma corriente vitícola cada uno de los términos se centra en un aspecto diferente de los vinos. Los vinos orgánicos son aquellos que se definen por haber sido vinificados con uvas cultivadas sin pesticidas, fertilizantes ni otros químicos que utiliza a menudo la industria tradicional. Y sí, aunque el mundo del vino a veces busque la diferenciación, los vinos orgánicos son lo que la mayoría de personas se refiere como “vinos ecológicos”.
En el caso de los vinos naturales lo que define al producto no es el tipo de materia prima (que por otra parte en muchas ocasiones coincide con “uvas orgánicas”), sino forma de elaboración determinada, basada en la mínima intervención en bodega. Así, la fermentación se lleva a cabo con levaduras nativas (nada de levaduras con aromas de piña o frutas tropicales, sino aquellas que se producen de manera natural). Tampoco en este proceso de los vinos naturales se clarifica o estabiliza utilizando químicos añadidos, puesto que el sentido último de estos vinos naturales es la expresión del terroir, de su origen natural.
En España, los vinos naturales son uno de los productos vinícolas con mayor crecimiento en los últimos años. Con la referencia en el horizonte del modelo triunfante de los vinos finos y “fáciles de beber” de la Borgoña francesa esa pequeña minoría que empezó hace pocas décadas a apostar por los vinos únicos va creciendo cada vez más.
“Vino sin sulfitos”. Los sulfitos, ¿son buenos o malos?
Una de las etiquetas que definen a los vinos naturales es la de “vino sin sulfitos”. Los sulfitos son una variante del óxido de azufre que, aunque empleados ya desde la época de los romanos para limpiar las ánforas por ejemplo, la enología moderna ha industrializado con el fin de evitar la oxidación, así como las evoluciones no controladas en el vino. Aunque los sulfitos son inofensivos en las proporciones que se utilizan en el vino, los vinos naturales optan por no añadir este compuesto para, entre otras razones, dejar que el vino evolucione de manera natural, sin que el trabajo de la bodega eclipse al trabajo en el viñedo. Cuestión de principios para unos y excesivos riesgos para otros… En cualquier caso, lo que debes saber si el vino no te sienta muy bien es que ¡quizá seas alérgico a los sulfitos!
¿Por qué existen los “vinos veganos” si todos se producen con uvas?
Otro de los términos que puede generar cierto debate entre los amantes del vino es el concepto de “vino vegano”. ¿Acaso no todos los vinos proceden de la uva, es decir, de una materia prima vegetal? Lo que sucede es que en la mayoría de vinos del mercado el proceso de clarificación, aquel por el cual se limpian las impurezas del vino antes de embotellarse, se utilizan elementos de origen animal, como pueden ser claras de huevo o gelatinas. Por el contrario, la clarificación de un vino certificado como vegano se realiza con elementos de origen vegetal o mineral, como la bentonita, un tipo de arcilla compuesta por un grano muy fino.
Lo que está claro es que aunque el mercado ofrece una gran variedad de productos y etiquetas: vinos orgánicos, naturales, veganos, ecológicos, biodinámicos… con el paso del tiempo se va unificando la idea de que el futuro del vino en España, y quizá también del propio viñedo, pasa por la ecosostenibilidad.