Ebrocork acaba de acreditarse nuevamente este 2021 con la nueva revisión de la norma global de seguridad alimentaria BRC Materiales de envasado/Packaging materials, alcanzado el grado AA.
Esta nueva versión de la norma – entre otras novedades como la equiparación con BRC Food con un mayor grado de exigencia en el monitoreo microbiano ambienta o la realización de auditoría no anunciadas– destaca la importancia de la cultura de seguridad y calidad alimentaria del producto. Esta cláusula entró en vigencia el pasado 1 de febrero de 2021.
Con ello, BRC quiere impulsar la mejora de la transparencia y la coherencia en la cadena de suministros de productos alimentarios y de aquellos productos y materiales que, como el tapón de corcho, están en contacto directo con el vino y contribuyen por esta razón a su correcta conservación.
Esta nueva exigencia de BRC se halla en el capítulo fundamental de la norma , el capítulo 1.1 de Compromiso de Dirección general y mejora continua. La norma exhorta a la Dirección de la empresa al desarrollo un plan claro y efectivo para mejorar la cultura de la seguridad y calidad alimentaria.
Cultura de seguridad y calidad alimentaria
La dirección general de Ebrocork ha establecido un plan claro y efectivo para el desarrollo y la mejora continua de una cultura de seguridad y calidad del producto. Este plan promueve actividades que involucran a todo el personal que tenga o puede tener un impacto en la inocuidad del producto, y establece los criterios de evaluación para medir el grado de madurez que se alcanza en cultura de la seguridad de la empresa en todos sus departamentos, desde Compras hasta la atención al cliente.
La cultura de una empresa es su ADN, su forma de hacer las cosas, sus valores, su personalidad, en definitiva. En Ebrocork, como empresa certificada BRC desde 2013, su cultura empresarial está vinculada a la seguridad alimentaria. Desde Dirección y desde el comienzo de la empresa siempre se ha promovido la higiene en las instalaciones y en la seguridad de los tapones de corcho, no movidos por el temor a sanciones, por la obligación de la legislación o por el riesgo de pérdidas económicas.
Esta cultura de la seguridad o inocuidad alimentaria, desde dirección hasta los empleados , hace que todos ellos se sientan personalmente comprometidos con la seguridad de los alimentos y la de los tapones de corcho que elaboran.
La cultura de seguridad alimentaria se define como el conjunto de actitudes, valores y prácticas de la empresa relacionadas con la inocuidad de los tapones de corcho y que se transmite directa e indirectamente a todos los empleados.
Cumplir con la seguridad alimentaria es una actitud que va más allá del cumplimiento de unas normas. No es algo que se hace un día y se olvida al día siguiente, sino que se construye sobre los valores y actitudes de la empresa.
No basta con la disposición de los empleados a cumplir con las reglas establecidas en materia de higiene en la manipulación del producto e instalaciones y en las de la inocuidad o seguridad alimentaria. La cultura de la seguridad alimentaria no se limita sólo a los valores o actitudes que muestre el personal que directamente manipula los tapones de corcho , sino que nace de las actitudes y actuaciones de los responsables de la empresa, cuando no anteponen el beneficio económico o la reducción de costes a la seguridad alimentaria.
Esta es la Filosofía que trata de transmitir BRC.
Solo tiene sentido hablar de cultura de seguridad alimentaria cuando se da prioridad a la seguridad y salud de los consumidores finales.
Las legislación y las normativas de seguridad alimentaria (o inocuidad alimentaria) han contribuido a crear un abastecimiento de alimentos global más inocuo en el contexto industrial actual.
En nuestro mundo, hablar de seguridad alimentaria es hablar de inocuidad alimentaria. Este concepto se refiere únicamente a la importancia de consumir alimentos y emplear productos que entran en contacto con alimentos (corcho y envases en general) que no sean dañinos para nuestra salud.
En los países del mundo más desfavorecidos, la seguridad alimentaria implica, además, tener comida disponible o dinero para comprarla. Pero no es esta la acepción de seguridad alimentaria que vamos a tener en cuenta.
Con el fin de cumplir el objetivo de crear y hacer crecer una cultura de seguridad alimentaria sólida dentro del sector del corcho, deben implicarse todos los responsables de la seguridad alimentaria desde su punto de origen (bosque alcornocal, preparadores de corcho, proveedores de materia prima y materiales auxiliares en contacto con el corcho) hasta el tapón terminado listo para su uso que llega a bodega. Todos ellos deben ser instruidos en la gestión de la seguridad alimentaria, identificando y describiendo todos los posibles riesgos y sanciones que se impondrán cuando los estándares no se cumplan, ya sea por ignorancia o falta de voluntad.
Inocuidad alimentaria
La nueva revisión de la norma BRC/Packaging Materials entiende que la inocuidad alimentaria, para que sea operativa y exitosa, debe ir más allá de las regulaciones formales. Debe ser vivida dentro de la cultura de la empresa. Las empresas alimentarias en general, y Ebrocork como empresa elaboradora de tapones de corcho en particular, con un producto que entra en contacto directo con el vino, deben embeberse de una cultura seguridad alimentaria.
La cultura existe – repetimos– más allá de las leyes escritas y regulaciones. Se filtra desde la dirección de la empresa y aflora en toda su estructura organizativa. Involucra a sus proveedores e implica a todas las partes interesadas de la empresa. Esta cultura puede nacer con la empresa, pero debe crecer con el tiempo para madurar. No sigue las reglas formales ni un camino previamente trazado. Hablamos de cultura, de cultura de seguridad alimentaria. La cultura se describe por medio de patrones culturales, aquellos que son compartidos a través de conversaciones casuales y reforzados a través de los pensamientos y acciones hasta que se asientan en el inconsciente.
La norma global BRC, y los organismos internacionales GFSI que orientan en materia de seguridad alimentaria, reconocen la contradicción que supone el sugerir que la cultura opera a un nivel espontaneo y más instintivo, y al mismo tiempo aconsejar que dicha cultura de inocuidad alimentaria sea medida, cuantificada y evaluada. En su defensa toma como referencia la cultura corporativa, sobre la cual existe una amplia experiencia sobre cómo nace , de desarrolla a veces a lo largo de varias generaciones.
Con la introducción del Plan de mejora de seguridad alimentaria, el objetivo de BRC es ofrecer estas perspectivas culturales y alentar a las empresas alimentarias al empleo de sus propias herramientas de implementación , desarrollo y evaluación de la cultura de la seguridad alimentaria, como lo crea oportuno.
El objetivo de BRC objetivo es ofrecer dichas perspectivas culturales y herramientas para comprometer y adaptar a cada empresa sus propias iniciativas de inocuidad alimentaria, como cada una lo vea oportuno.
Los directrices, guías presentados por GFSI y BRC o IFS ofrece a las empresas unas guías que marcan una serie de directrices, orientaciones, métodos de medición y consejos para ayudarlas a incrementar su cultura de seguridad alimentaria.
El éxito a largo plazo en materia de cultura de seguridad alimentaria (hablamos estrictamente de cultura de seguridad alimentaria, no seguridad alimentaria en sí misma, que ya viene bien definida por legislación y normativas a cumplir desde el punto de vista alimentario por parte de las empresas) vendrá determinado por cómo estas prácticas se manifiestan día a día de forma espontánea e inconsciente, desde la Dirección General de la empresa hasta el último eslabón en la cadena de producción.
- Juan Beorlegui, Director Técnico